En busca de respuestas científicas y multidisciplinarias para abordar la vida de cientos de familias.
En el acceso al relleno sanitario San Javier, el espacio de disposición de residuos más importante de la provincia de Salta, que recibe a diario la basura de los municipios del área metropolitana, donde vive cerca del 70 % de la población de esta provincia, más de 200 familias se asentaron, y muchas de ellas viven de la basura. Así, con la sencillez de esas palabras, se expresa la contundencia de la vulnerabilidad más absoluta.
La Universidad Católica de Salta -UCASAL-, atendiendo un pedido especial del Arzobispado, decidió trabajar en el proyecto “Vivir en la Basura”. El objetivo, realizar un análisis integral sobre las condiciones de vida en el asentamiento San Javier, donde estas familias enfrentan vulneraciones profundas a muchos de sus derechos, como el derecho a la vivienda digna y a un ambiente saludable. Lo que se conoce hasta acá es que la vida en San Javier se caracteriza por la cercanía a residuos sólidos urbanos y basurales no controlados, afectando tanto la salud como la seguridad y las posibilidades de desarrollo de sus habitantes.
En el mes de abril de 2024, UCASAL comenzó formalmente a involucrarse con la comunidad de San Javier y con las organizaciones e instituciones que están presentes colaborando de alguna manera con la comunidad. Todo esto con el apoyo del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (CELAM), que asiste en la investigación, específicamente en la gestión administrativa, seguimiento y financiamiento a través del Centro de Gestión de Conocimiento.
Los objetivos principales que se propuso el equipo de UCASAL fueron primero, tener un diagnóstico socio comunitario claro y preciso. Se está investigando sobre variables que brinden información sobre la antigüedad de establecimiento de las familias en el lugar, la composición poblacional, sexo, edad, cuántos de los niños están escolarizados, cuántas personas adultas trabajan, el valor de ingresos aproximado, las condiciones laborales, infraestructura de las construcciones donde viven, servicios, inundabilidad, información alimentaria, entre otros indicadores. Luego, con todos estos datos procesados, el siguiente objetivo es estudiar el lugar y normativas nacionales, provinciales y municipales, enfocados en los aspectos ambientales, a fin de evaluar la posibilidad o no de formalizar una urbanización.
“Estamos enfocados en que ninguna propuesta o decisión surja de una apreciación meramente subjetiva por eso encaramos este proyecto con la mayor rigurosidad científica y académica”, explicó Alejandro Patrón Costas, vicerrector de Extensión e Integración Universitaria de UCASAL y aclaró: “No obstante, en cada paso tenemos claro que estamos trabajando con personas en situación de vulnerabilidad extrema, por lo que lo hacemos también muy cerquita de estos vecinos, especialmente con las mujeres, que ejercen mayoritariamente como jefas del hogar”.
La metodología de trabajo combina la investigación en terreno, visitas semanales al asentamiento, entrevistas, un relevamiento censal, y la recopilación de testimonios. Este enfoque etnográfico permitirá un análisis profundo y sensible de las realidades y desafíos cotidianos que enfrentan los habitantes de San Javier, quienes, en muchos casos, dependen de actividades informales y complejas como la recolección de residuos para subsistir. Todo esto en una comunidad que carece de infraestructura básica como agua potable, electricidad y obras de saneamiento, lo que incrementa su exposición a enfermedades y agrava la marginación social.
UCASAL ya cuenta con una aproximación que surge de los primeros datos del diagnóstico que son muy duros, pero son también el punto de inicio de un abordaje multidisciplinario que busca poner una lupa para sumar a los actores decisores que permitan conseguir una solución definitiva.
El relevamiento indica que en el barrio viven 220 familias, integradas por 741 personas de diferentes edades, entre las cuales se destacan unos 221 niños y niñas de 0 a 9 años. No todas reciben asistencia directa de las instituciones y ONG’s que tienen presencia en el territorio. Aproximadamente, la mitad de estas familias recurren a los comedores del barrio por lo menos una vez a la semana. Casi el 70% de las viviendas no cuentan con servicios básicos, padecen de inundaciones por las lluvias, y se encuentran bajo situación de hacinamiento. Otro dato relevante señala que cerca del 50% de la población recibe alimentos en un comedor o merendero del barrio, posibilidad cada vez más difícil de sostener por quienes ofrecen esta ayuda. Un 13% de hogares trabaja en actividades vinculadas al vertedero. El 80% de la población que trabaja se encuentra bajo precarización laboral por trabajo informal y con ingresos menores al Salario Mínimo Vital y Móvil.
“Los planes que planteamos inicialmente ya los estamos cumpliendo: integrarnos a la comunidad, conocerlos y que nos conozcan como institución, aliarnos con las otras organizaciones e instituciones que tienen presencia en territorio, terminar con el estudio del lugar, analizar la situación de contaminación ambiental y socio comunitaria.
Ahora, a partir de esta información relevada -que está en etapa de procesamiento y análisis interdisciplinario-, el equipo UCASAL va a proponer acciones, en conjunto con Cáritas y el Estado, para mejorar las condiciones de vida de las familias con perspectiva al futuro. Con esto queremos decir que no es sólo asistencialismo para el presente, sino que urge brindarles herramientas para que las personas puedan desarrollarse plenamente. Si esto nos obliga a pensar en una relocalización, estamos comprometidos a aportar toda nuestra solvencia académica y profesional con lo que este proceso implicaría”, comentó Guillermo Arroyo, coordinador del Centro de Espiritualidad y Acción Pastoral.
Es importante señalar que además de la labor de investigación, el proyecto que lleva adelante UCASAL incluye talleres de fortalecimiento comunitario, abordando temas de salud, prevención de violencia y adicciones, y desarrollo social, para acompañar mejor el día a día de la comunidad.
También se está trabajando en la creación de un producto audiovisual que capture las historias de vida de los habitantes del asentamiento, con un enfoque ético que evite la romantización o estigmatización de la pobreza. La finalidad de este producto es visibilizar su lucha por una vida digna y cuestionar las narrativas que asocian la pobreza con peligrosidad o marginalidad. Para ello, el equipo de producción está trabajando en un guion que refleje los desafíos y las esperanzas de esta comunidad.
En el proyecto participan diferentes áreas de UCASAL como la Escuela Universitaria de Trabajo Social, la Facultad de Arquitectura y la Facultad de Artes y Ciencias; aunque se estima que serán más las facultades que deberán sumarse para el abordaje integral de una solución superadora.
Otra motivación para el equipo de la Universidad es que este proyecto es totalmente escalable a otras ocupaciones ilegales que existen en Salta y en cualquier otra parte del mundo. El proceso de integración socio urbana se debe diseñar “a medida” de cada comunidad, pero el espíritu es trasladable a cualquier asentamiento. “En el diálogo que hemos tenido con algunas autoridades locales se planteó esto de manera informal. Si la implementación del proyecto es exitosa, debemos replicarla en los asentamientos más vulnerables de la Ciudad y la provincia”, indicó el vicerrector de Extensión e Integración de UCASAL.
El proyecto “Vivir en la Basura” busca no solo visibilizar la realidad del asentamiento San Javier, sino también llamar a la acción colectiva, promoviendo políticas públicas inclusivas y una sociedad más equitativa. Estas familias salteñas expuestas a un hábitat hostil -entre la basura- también sueñan, proyectan, comparten en comunidad y buscan vivir cada día mejor. Lo necesitan de manera urgente y lo merecen, pero más importante aún, vivir dignamente es su derecho.
Responsabilidad Social Universitaria
El ambicioso proyecto se suma a los más de 200 proyectos de extensión que viene realizando la UCASAL en los últimos 4 años, con el fin de resolver problemáticas sociales, promoviendo el trabajo conjunto de docentes, graduados y alumnos de todas las carreras con actores externos provenientes del Estado, empresas, instituciones y ONGs. “El objetivo de este intercambio es colaborar desinteresadamente con la sociedad, la cultura y el medio natural del que forma parte como institución, consolidando las relaciones con la comunidad”, explicó Estanislao Villanueva, director de Vínculos con el Medio y Responsabilidad Social Universitaria de UCASAL, quien agregó que este tipo de proyectos y actividades no solamente se trabajan en Salta capital, también se desarrollan en localidades del interior de la provincia y otras ciudades a lo largo del país a través de las 120 sedes que posee UCASAL.