A través de un diagnóstico profundo y talleres comunitarios, un equipo interdisciplinario presenta soluciones para mejorar las condiciones de hábitat de más de 200 familias
El relleno sanitario conocido como San Javier es donde se dispone la mayor parte de los residuos del área metropolitana salteña, que alberga al 70% de la población provincial. En sus inmediaciones, este espacio alberga a más de 200 familias en un asentamiento que enfrenta profundas carencias sociales, económicas y ambientales.
En este sentido, con el proyecto “Vivir en la Basura”, la Universidad Católica de Salta (UCASAL) trabaja para analizar y mejorar las condiciones de vida de las personas que allí viven. Respaldada por el Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (CELAM), la universidad combina investigación rigurosa, acción comunitaria y trabajo interdisciplinario para proponer soluciones concretas a las problemáticas que afectan a esta comunidad.
Diagnóstico inicial: una mirada a la vulnerabilidad
En abril de 2024, la universidad inició formalmente su trabajo en el asentamiento. Un diagnóstico inicial reveló cifras contundentes. “741 personas habitan el lugar, incluyendo 221 niños menores de 9 años. Más del 70% de las viviendas carecen de servicios básicos y enfrentan inundaciones frecuentes, mientras que cerca del 80% de los trabajadores se encuentran en condiciones laborales precarias con ingresos por debajo del salario mínimo”, destacó Alejandro Patrón Costas, vicerrector de Extensión e Integración de UCASAL.
Según este profesional, la idea es proponer soluciones basadas en datos para evitar apreciaciones subjetivas.”Estamos trabajando muy cerca de las familias, especialmente de las mujeres, que son las principales jefas de hogar”, agregó.
El proyecto combina visitas semanales, censos y entrevistas a través de una metodología etnográfica que busca comprender las historias de vida, los retos y las esperanzas de esta comunidad.
Urbanización o relocalización: las claves para el cambio
Uno de los objetivos principales de la casa de altos estudios es evaluar si las condiciones de San Javier permiten una urbanización formal o si será necesaria una relocalización. Este análisis incluye el estudio del impacto ambiental y normativas vigentes en los niveles municipal, provincial y nacional.
“Estamos comprometidos a ofrecer herramientas que permitan el desarrollo pleno de estas familias”, comentó Guillermo Arroyo, coordinador del Centro de Espiritualidad y Acción Pastoral de UCASAL.
Además, enfatizó que las propuestas no buscan soluciones temporales, sino un cambio sostenible y escalable que pueda replicarse en otros asentamientos vulnerables de Salta y del mundo.
Más allá de los números: cómo trabajar en el fortalecimiento comunitario
Uno de los aspectos más destacados es la participación activa de las diversas facultades de que integran la institución, como la Escuela Universitaria de Trabajo Social, la Facultad de Arquitectura y la Facultad de Artes y Ciencias, las cuales trabajan de manera conjunta para abordar los desafíos desde múltiples perspectivas.
Es por eso que UCASAL no se limita a la investigación. Para apoyar el día a día de las familias, ha puesto en marcha talleres de salud, prevención de violencia y adicciones y desarrollo social. Además, un equipo captura historias de vida de los habitantes para elaborar un documental que buscará visibilizar la lucha de esta población y desafiar prejuicios sociales.
“La producción audiovisual será un puente para que la sociedad comprenda la realidad de estas personas y promueva un cambio en las políticas públicas”, afirmó Estanislao Villanueva, director de Vínculos con el Medio y Responsabilidad Social Universitaria.
Los aprendizajes y metodologías de la casa de estudios salteña aspiran a trascender San Javier. La posibilidad de replicar este proyecto en otros asentamientos vulnerables posiciona a la universidad como un referente en integración socio-urbana.
De esta manera, y con más de 200 proyectos de extensión realizados en los últimos cuatro años, este modelo de trabajo, que involucra a docentes, graduados y estudiantes, busca fortalecer los lazos entre la universidad y la comunidad, con el fin de promover un intercambio enriquecedor con instituciones estatales y privadas.
El proyecto “Vivir en la Basura” refleja esta misión de servicio. “No es solo ayudar a los demás, es construir juntos soluciones sostenibles que impacten positivamente a largo plazo”, concluyó Villanueva.