Desde su descubrimiento en 1999, UCASAL trabaja de manera interdisciplinaria en diversos estudios que permiten conservar y conocer todos los secretos de este patrimonio cultural andino.
Se cumplen 25 años desde el hallazgo de los Niños del Llullaillaco -conocidos también como “momias de Llullaillaco”-, un descubrimiento arqueológico que sorprendió al mundo por la excelente conservación de tres momias incas en la cima del volcán que lleva este mismo nombre, a más de 6.700 metros de altura. Este descubrimiento permitió estudiar las creencias y rituales del imperio inca.
En este proceso, la Universidad Católica de Salta (UCASAL) jugó un papel fundamental, convirtiéndose en un referente en la investigación y conservación de este tesoro arqueológico. Desde sus laboratorios y equipos especializados, la casa de altos estudios lideró el equipo de análisis, que fue clave para una mejor comprensión de los aspectos de la vida de las antiguas civilizaciones.
El hallazgo fue realizado por un equipo liderado por la arqueóloga Constanza Ceruti y el antropólogo Johan Reinhard en marzo de 1999. La historia cuenta que ambos investigadores subieron al volcán Llullaillaco -ubicado en la provincia de Salta- y encontraron tres momias incas en un estado de conservación excepcional. Los cuerpos, identificados como “La Doncella”, “El Niño” y “La Niña del Rayo”, fueron sacrificados como parte de un ritual religioso hace más de 500 años.
Gracias a las condiciones climáticas extremas del lugar, las momias permanecieron intactas durante siglos, lo que permitió a los investigadores obtener información única sobre la cultura inca. Una vez que las momias llegaron a la universidad, fueron sometidas a estudios científicos avanzados, que incluyeron paleopatología, radiología y estudios odontológicos. Estos análisis revelaron detalles sobre la salud, la dieta y las prácticas culturales de los incas.
En este sentido, la universidad se destacó por su enfoque interdisciplinario, el que combinó diversas ramas de la ciencia para analizar a fondo cada aspecto de los cuerpos y los objetos hallados junto a ellos. “El trabajo en equipo ha sido esencial para descifrar detalles de la vida incaica”, mencionó un investigador de UCASAL. “Cada disciplina aporta una pieza clave al rompecabezas”, agregó.
Esta tarea ha sido una prioridad para la casa de altos estudios desde el momento de su descubrimiento. La institución implementó estrictos protocolos para garantizar la preservación de las momias en condiciones controladas.
Se aplicaron medidas avanzadas para regular la temperatura y la humedad, previniendo cualquier deterioro por factores ambientales.
Asimismo, UCASAL trabajó en colaboración con expertos internacionales para desarrollar nuevas técnicas de conservación para asegurar que las momias se mantengan en su estado original a largo plazo. Esto fue crucial para preservar los restos sin afectar su integridad, lo que permitió que sigan siendo objeto de estudio científico y admiración pública.
Uno de los compromisos más importantes de la institución educativa es la divulgación de los hallazgos relacionados con los Niños del Llullaillaco. Bajo esa premisa, promueve múltiples publicaciones científicas, exposiciones y conferencias para compartir los resultados de sus investigaciones con la comunidad internacional.
El Museo de Arqueología de Alta Montaña (MAAM) en Salta -que alberga a las momias y el ajuar funerario encontrado con ellas- es un ejemplo de este esfuerzo de divulgación. La información que se presenta allí proviene, en gran medida, de las investigaciones realizadas por UCASAL, lo que subraya su rol protagónico en el estudio de este valioso hallazgo.
Además, la universidad tiene programas educativos que incluyen talleres, charlas y visitas guiadas, con el objetivo de sensibilizar a las nuevas generaciones sobre la importancia de preservar el patrimonio cultural.
La colaboración con las comunidades originarias
El respeto por las tradiciones y creencias de las comunidades indígenas ha sido otro pilar en el trabajo de la universidad. En ese sentido, ha colaborado con estas comunidades para asegurar que el hallazgo de los Niños del Llullaillaco sea tratado con la sensibilidad que merece. Esto marca al descubrimiento tanto como un avance científico, así también como un símbolo de identidad cultural para los pueblos originarios de la región.