Los docentes solemos comparar los niveles de aprendizaje de los estudiantes con el transcurrir de los años. En general, manifestamos que el nivel “ha bajado”, el alumno de hoy sabe menos que el del pasado.
Debemos saber que el nivel de conocimientos es cuantitativo y cualitativo. Se trata del qué se aprende, y del cómo se aprende.
Un cantidad de estudiantes saben “cómo se hace”, pero han aprendido para qué o por qué se hace de tal forma?
Por ejemplo, en Matemáticas, un alumno puede saber hacer más cálculos de forma automática y más difíciles, pero le cueste relacionar conceptos o no pueda resolver problemas que no sean “tipo”.
La memoria es necesaria para aprender cualquier cosa. Pero si nos quedamos solo en esto y no construimos capas superiores tenemos muy poco .
En 1956, Bloom, presentó una clasificación jerárquica de los procesos de aprendizaje:
Recordar
Comprender
Aplicar
Analizar
Evaluar
Crear
Es conocida como taxonomía de Bloom, y se representa en forma de pirámide. Se representa de tal forma indicando que los niveles superiores se sustentan sobre los inferiores: recordar es la base para analizar, y así continuamos.
El tope de la pirámide (crear) implicaría dominio del tema.
Si el aprendizaje se queda en los niveles bajos (recordar), será un aprendizaje menos significativo. En los niveles superiores será más transferible a otros contextos.
No es un proceso secuencial. Los niveles superiores ayudan a los inferiores. Ejemplo: recordamos mejor un hecho si sabemos sus causas o su relación con otros hechos.
Es por ello que es conveniente considerar, no solo qué se aprende, sino cómo y a qué nivel de la pirámide. La pregunta es: el tiempo de un curso académico puede atender todos los niveles?
Entonces volviendo al origen: los estudiantes saben más o menos? O el aprendizaje se encuentra más arriba o abajo en la pirámide de Bloom?
En cursos superiores se suele evaluar mediante trabajos elaborados, y no en exámenes basados en demostrar lo que recuerda. El foco entonces está en los niveles altos, los cuales se sustentan en los niveles bajos.
Y aquí debemos interrogarnos acerca de la IA GEN y su rol en el proceso de aprendizaje/enseñanza. Cómo el docente hace que el estudiante al hacer uso de la IA GEN, no esté «facilitando al estudiante» la supresión de su proceso «crear»?
Esto NO quiere decir no estimular su uso. Lo que quiere decir es que el docente es responsable de encontrar el método para que no se transforme en «automatizar» el proceso «crear».
Y tal vez aquí, el proceso «evaluar» deba ser posterior al «crear» desde la función/rol instructor docente.
Mg. en Ing. Carlos Gerardo Said