Resolución del Rector. N° 1586/15
Título de Pregrado:
Técnico Universitario en Acompañamiento, cuidado y asistencia del Adulto mayorDuración: 2 años y 1/2
El proceso de envejecimiento ha sido siempre motivo de preocupación para el hombre. Aún en aquellas épocas y culturas en las que se reverenciaba al anciano, la vejez era vista como una estancia conflictiva dado la cercanía del fin.
Durante muchos años se intentó abordar la cuestión desde una perspectiva médica. Se responsabilizó fundamentalmente a la medicina, apoyada especialmente en la química, el dar respuestas a esta situación, ya sea explicándola, previniéndola, curándola o buscando revertirla. Pero felizmente se ha pasado ya de una visión monodisciplinaria a una actitud multidisciplinaria. Más aún, hay serios intentos de trabajo transdiciplinario que amplíe el ámbito biofisiológico incorporando lo psicológico, espiritual y social. Se intenta estudiar y servir al hombre envejeciendo en su situación personal, social, familiar, post laboral, etc.
A esta realidad en el ámbito del saber y quehacer se agrega el paulatino cambio de la pirámide poblacional, con la disminución del número de nacimientos y el simultáneo el aumento de la expectativa y promedio de vida, tanto a nivel nacional como internacional.
Si a estos escenarios sumamos las realidades familiares de trabajo fuera del hogar, nos encontramos con personas mayores en situación de soledad y enfermedad que requieren, de manera perentoria, agentes cualificados para su acompañamiento, cuidado y asistencia.
Todo lo antes expuesto pide un esfuerzo de parte de la Universidad, más aún de una Universidad Católica, que brinde respuestas académicas desde una antropología personalista que considere al adulto mayor en su integridad, considerando su dimensión personal, familiar, bio-fisiológico, psicológico y social.
El Papa Francisco repite incesantemente “un pueblo que no cuida a los abuelos, un pueblo que no respeta a los abuelos, no tiene futuro, porque no tiene memoria, ha perdido la memoria. Nos hará bien pensar en tantos ancianos y ancianas, tantos que están en los asilos, y también tantos - es fea la palabra, pero digámosla - abandonados por los suyos. Son el tesoro de nuestra sociedad".
“La vejez puede ser la edad de la reflexión, la sabiduría que aporta la experiencia, la capacidad de comprensión del que ya ha pasado por lo que otros tendrán que vivir y la visión global del que ya ha recorrido un largo camino, o bien la etapa del declive, la enfermedad y las pérdidas. Todo depende de cómo se enfoque la vivencia. En último término se trata de reconquistar la vejez desde una perspectiva esperanzadora que abra nuevas posibilidades.”